Cuanta hiel acumulada…
Mi lengua se espanta al pronunciar las palabras
Que brotan en vomito abominables lamentos de erizos filosos.
Que recorren mi garganta desde mi alma hasta el hastío de mis labios…
Nadie escucha la Nieve gemir cuando el sol la deshace.
Inclemente…
Dominante…
Poderoso astro que aniquila las aguas de una fría pureza…
¿Quién viene?
¿Quien se acerca?
El rincón sigue a oscuras sin siquiera alimañas que quieran refugiarse en su penumbra.
¡Que corten la tela de los juicios eternos!
¡Que viva la noche vacía de recuerdos!
¡A nadie quiero a mi lado!
Que no los confundan mis versos…
Que mis lágrimas son secas y no piden caricias
Que las sonrisas están rotas y no hay como tejerlas
Se acabaron los hilos y las agujas son la hierba
Donde camino descalza sin que nada me duela…
Melina Victoria Mireles Blanco-Uribe
11 de noviembre del 2008
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